
Cuando hablamos de Violencia Mediática nos referimos a la violencia tanto física, psicológica, sexual, económica, simbólica que los medios de comunicación difunden en sus productos, en los cuales se manifiesten contenidos que atentan contra los derechos, integridad sobre las mujeres, los niños y los adolescentes.
La violencia mediática es una de las modalidades en que se expresa la violencia simbólica. Esta última es definida por la Ley 26.485 De Protección Integral para prevenir, sancionar, y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrolle sus relaciones interpersonales; constando lo siguiente: se trata de violencia simbólica a “aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, o discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres”.
Un claro ejemplo de este fenómeno de violencia simbólica es la propaganda de Sprite, secretos donde se presenta un estereotipo que subordina a la mujer en la sociedad. El mismo hace referencia a que todas las mujeres no pueden guardar un secreto, son “chismosas”, “buchonas”, “lechuzas”; queriendo dañar la reputación de otras personas comprometidas en ese secreto. El valor que se le adjudica a la mujer es aquella que siempre está pensando en la vida de los demás y por otra parte se refleja que está en desigual condiciones con el género opuesto: los hombres no son chismosos, “se puede confiar en ellos”.
Otro ejemplo es el caso del programa de televisión ShowMacht, donde la vedette Cintia Fernández se desnuda por completo en el baile del Stripedance, caso de violencia simbólica que espera ser sancionado. Éste en particular manifiesta la figura de la mujer como objeto de deseo sexual y cómo la sociedad que consume este programa, mayormente hombres, y dicho medio avalan tal representación simbólica.
Sandra Chaher, periodista y fundadora de la Asociación Civil Artemisa Comunicación y del portal Artemisa Noticias, en una nota realizada por el diario digital de la provincia de Tucumán “El Siglo”, hace referencia a cuál es el objeto que persigue caracterizar a la mujer a través de su simple cosificación mediática. Sandra explica que en la cultura patriarcal de la cual todas y todos formamos parte, considera que “las mujeres somos inferiores a los varones y debemos estar subordinadas a ellos. Dicha afirmación genera formas de violencia simbólica, de ejercer el control y la dominación en todos los ámbitos. La violencia es siempre una estrategia de control, no sólo de varones sobre mujeres, es también una estrategia de un grupo hegemónico sobre otro. Se trata del control por parte del varón adulto sobre las demás personas del clan.”
Lo que genera la violencia mediática, la cosificación de la mujer como objeto sexual, ama de casa, “chismosa”, tonta, con estereotipos de belleza fuertemente establecidos, es reducirla, limitarla a su pleno desarrollo integral como persona, convirtiéndose en un ser todavía más vulnerable, donde existe mayores posibilidades de ejercer control sobre dicha persona. Y por otra parte genera la construcción simbólica de dichos roles aceptados por la sociedad masculina y por ende, el consenso social que apoye a la violencia. La mujer inferior, subordinada y dependiente debe cumplir una serie de requisitos para ser valorada y aprobada por el género opuesto.
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